Lo que los gatos maullan...

jueves, 12 de diciembre de 2013

9 de Diembre


Nunca había tomado de más.

Me sentí muy sola. Cómo si fuera la última persona en el mundo, una paz abrazadora y una tristeza arrasadora, ¿cómo se pueden mezclar ambas cosas tan perfectamente? ¿Y cómo nombrar ese sentimiento?


(¿Por qué se siente tan solo?
No lo sé Cori.
Me siento muy sola.
Pero no estás sola, yo estoy contigo.)


Palabras que se graban en el eco que resuena constantemente, esas que crees que nunca se irán como si estuvieran grabadas en la piel misma -Yo no te amo-, contra palabras que creías nunca escuchar -Yo estoy contigo- 

El choque de emociones fue demasiado, y de pronto sin darme cuenta solo puede decir: -No puedo hacerlo... Y me detuvo en seco el veneno que dejaste en mí (no supuse que eso me pasaría algún día, no supuse que aún me dolías tanto). Tenía miedo de que lo que dijiste tan tranquilamente -y tan fácilmente- se cumpliera con él.

Su abrazo fue cálido, acogedor como el tuyo nunca fue. Solo por un momento, uno que tal vez no se vuelva a repetir, pero me cobijó en la eternidad. 

Es sorprendente como aún después de tanto tiempo, sigo midiendo mis pasos al son de los tuyos. Aún me sorprendo llorando por ti, y buscándote desesperadamente. 


Mis labios parecían morir por falta de los tuyos, pero de pronto e inadvertidamente besaron otros. Es sorprendente como su sed se calmó y el desierto que eran se convierto en oasis. 


No entiendo lo que siento por ti, y no entiendo lo que puedo sentir por él, pero ahora más que nunca estoy convencida: no hay nada más misterioso que el amor, y comprendo aunque sea un granito de arena de esa enorme playa, lo que es estár vivo y ser humano. 

Puedo mirar nuevos cielos, y amarlos más que antes.