Lo que los gatos maullan...

viernes, 20 de diciembre de 2019

Maquia: una historia de amor inmortal

Ha pasado menos desde mi ultima publicación comparado al abandono que ya los tengo acostumbrados, si es que, claro esta, aún alguien leyendo esto.

La vida ha sido llena para mi estos tres, cuatro años. Me he tomado mi tiempo para entender lo que sentía y tenia. Mi ansiedad me creció como una persona lejana, en todos los aspectos. Casi siempre para mi es como escuchar estática, todo lejano, a veces logro captar alguna voz. Para los otros soy fría, sin sospechar la tormenta interna, todo pasa mientras intento entender, a veces, muy tarde. Soy incapaz de sentir las emociones correctas en le momento indicado. La vida es eso que pasa mientras intento comprender que pasa.

Como todo tormenta, tengo momentos despejados, calmos y a veces hasta sale el sol. Pero ciertamente esos momentos son pocos. La vida me agracio con un faro, un amigo muy querido, que estaba ahí firme ante todo clima y que me llamaba de regreso. En casa tenía a Siberia, mi perrita que siempre sabia que hacer cuando el temor volcaba el barco en las olas, mis atques de pánico, duraban menos a su lado, dormía por las noches tranquila sabiendo que cualquier mal, ella lo detendría. Así, Tanto en mi barco como en el exterior, tenía una ancla que me sostenía.

Era de esperar como el mundo colapsaría cuando faltara alguno... Aunque nunca lo pensé, ni lo imaginé. Eso era simplemente, imposible. Hasta que paso. Primero fue él, mi mejor amigos. 

Lo conocí un 6 de agosto de 2013, resplandeciente, me saludó y se quedo ahí, a pesar de todos los intentos que hice por alejarlo, yo siempre he sabido que las personas se van, no conviene encariñarse mucho porque luego queda acostumbrase al vació, y sentir como lo cálido se vuelve frió. Pero él, bajo la Luna me dijo no.Yo estoy a tu lado, y lo creí. por allá del 31 de Dic. 2016, le dije que me gustaba, y no era mentira. Me gustaba estar con él, aunque ingenuamente, no estaba ni cerca de representar mis sentimientos correctamente, por las circunstancias ya expresadas.

Temía que el mundo como lo conocía acabará, pero después de decir las palabras, el cielo seguía ahí, el estaba junto a mi, y siguió, hasta un tiempo después. lo impactante de mi declaración, solo era que lo me animé a decirlo en voz alta. El dijo que nada cambiara entre los dos, hasta un 11 de diciembre de 2017, casi un año después, el me dejo de hablar, algunos mensajes llegaron en anónimo, y él, se molesto pensando que había sido yo. Debí verlo ahí, debí detenerme ahí. Pero insistí como él lo había hecho conmigo, y al cabo de unos días, me habló, dijo que nuestra amistad era más importante. y aunque no me mintió, sus palabras no eran enteramente verdad.

En marzo de 2018, a pocos días de la fiesta de graduación, yo como miembro del comité organizador, todo colapso, las grietas pasados no pudieron contener más y exploto el vaso. Este fue el primer cumpleaños que no me felicitó, pero dijo que quería que siguiera a su lado, hasta el 23 de marzo. La última vez queme habló fue en la entrega de papeles, no puedo olvidar el despreció en su mirada,, el arrebato y descontento en sus acciones. El día anterior me citó en su casa, su novia frenética decía que yo le había hecho cosas, y sin pruebas, el lo acepto, me juzgo con mano dura y negó mis defensas, la cena fue el 24, un completo infierno para mi. Mi mejor amigo, dejo de existir.

Los días que siguieron, 78, fueron culminantes para mi.por ese tiempo, mi mamá vivía con mi abuelito, así que la única que vio mi miseria fue Siberia. Se sentaba en la cama junto ami hasta que me quedará dormida llorando, estaba muy molesta, por ella y sus mentiras, por mi sin poder defenderme justamente, por él que no quiso escucharme. Estaba sola y asustada, mi mente no dejaba de hacer ruido sin sintonizar calma, hasta que la tormenta calmo a principios de junio, resignada. Hasta un 10 de junio donde sonó su timbre, era él diciendo Hola, lloré de la emoción, nunca había llorado de felicidad, mi mamá me abrazaba, pues los fines de semana procuraba venir, y me dijo, limpia tus lágrimas para que no te vea así. Ya veo que él te importa mucho. Nos costó trabajo pero pudimos hablar poco a poco, aunque nunca del tema. Al menos no con palabras. Así torpemente continuamos.

La vida golpeó una vez más, ha sabiendas que me había hecho un poco mas resistente, el 16 de marzo de 2019, mi abuelo, Don Francisco, falleció. Mi madre estaba hecha un manojo de dolor, llanto y miedo, pues también en esa fecha esperaba resultados de análisis, y análsis y más hasta que incluso contemplo abandonar por su reciente perdida, así el 20 de junio, nos confirmaron que tenía cáncer, con los días y con las citas descubrimos un panorama cada vez más aterrador. Sentada en esa silla, frente a un desconocido que te arroja un balde agua fría. Pero con esperanzas, pues tratamiento había. 

Fue por esas fechas que Siberia se enfermó. No recuerdo la fecha en que llego a mi, pero recuerdo ese día claramente, ocho años que dejé de contar porque no pensé que terminarían. Primero requirió una operación. Era medio día y yo estaba llorando en una banqueta mientras alguien intentaba consolarme al otro lado del teléfono, ese día no dormí, toda la noche cuide a Siberia que estaba muy mal, mientras repetía. por favor no, por favor no te llevas a mi Siberia. 

Llego la operación, la cual libro bien, pero la dejo muy cansada y débil, aunque parecía que se había recuperado, note pequeños cambios en ella, la llevaba al veterinario a sus revisiones, la vigilaba, pero no pude evitar el mayor error, yo siempre tomaba sus patitas y las acariciaba, había notado que sus almohadillas estaban secas, pero no tuvo sentido hasta que tuvo un ataque, Siberia temblaba mucho y el veterinario solo dijo que no se podía curar una vez llegado a ese etapa. Leyendo descubrí que las almohadillas, eran un claro síntoma, que si hubiera dicho antes, la pudieron haber diagnosticado.  

Así un 19 de julio de 2019, mientras lloraba y me arrepentía, di la orden de que la durmieran.

Ese día cabe su tumba y la enterré en el patio, había matado lo que más amaba. Y la impotencia, la frustración, el dolor, el odio, se apoderaron de mi. Nada de los otros tiempos malos, era tan devastador como esto. Esa noche me dormí llorando, sin nadie a mi lado. Desperté llorando con la cama vacía, con el cuarto vació, con la vida vacía. Ya no tengo mas amor para nadie. 

Deje de comer, porque lloraba mientras lo hacia, mi comida era la misma desde hace años, mi favorita y también la de ella, porque comía conmigo y le daba de mi plato. Deje de sonreír y lloraba todo el día, esos 78 días del pasado eran la gloria y no lo sabía. Han pasado 156 y aún ruego porque sea un mal sueño. Me dijeron que no había sido mi culpa, pero era mentira. Yo lo sabia. 

A los 7 días llego un cachorro, mi familia estaba claramente preocupada por mi estabilidad emocional. No había dormido hasta que me vencía el llanto. Pero ese cachorro fue el golpe final a todo lo que mi corazón podía soportar. Dalla, que significa diferente y algo así coo pronto resignación, no tenía la culpa, pero yo no la podía querer. Nunca la voy a poder querer igual. Me costó mucho trabajo siquiera verla, ahora, ya estoy acostumbrada a ella, pero sigo llamando a Siberia.

Ahora que ya recuperé a mi amigo, que mi madre esta respondiendo al tratamiento y se esta recuperando, incluso ya no duermo sola, yo debería ser ... si no feliz, al menos agradecida, pero la verdad es que odio cada mañana en la que me despierto. Me odio a misma. Solo queda esperar porque algún día pueda perdonarme. El post se llama así como una película, veanla y cuento con que entiendan.

Nunca puedo entender las cosas en su momento. Siento todo desplazadamente. 

Y eso ha sido de mi, tal vez parezca tonto, pero mis sentimientos son así. Espero que alguien, algún día, los pueda comprender.




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