Lo que los gatos maullan...

miércoles, 22 de febrero de 2012

Una carta para los que quiero.

Me sentía muy mal el día de hoy, pienso que uno de estos días se terminará el camino para de mí de un modo bobo. Tal vez tan inesperado como las heridas que me he estado haciendo.

Un dolor de estomago puede mutar en muchas cosas. Llegue y me acosté pero aún me siento mal, todo me da vueltas y siento que me va a explotar la cabeza, mi estomago está invocando algo por los ruidos que hace.

Sólo quería decir que los quiero mucho, y sé que no moriré hoy, pero sí algún día y no quiero dejar de decir que los quiero, aún con los corajes que me hacen pasar (Jaff) , agradezco los golpes que me dan de vez en vez (Alma), agradezco su amor y que me recuerden lo tontos que son mis ciclos (Paris) y me hagan reir con los sapotes (Diego), que estén ahí para escucharme (Belen), que me hagan sonreir de mis desgracias con un mensaje de apoyo (Gris) y que me inviten a tomar un cafe mientras juego con su mascota (Ana), que me habrán las puertas de su casa para romper en llanto en el piso de su cuarto cuando creo que mi mundo está destruido (mi hermana Dulce), que me presten sus piernas para llorar o que me tomen de la mano cuando lo hago en clase (mi amada Liz), que me reciban con un abrazo fuerte, que me recuerde lo feliz que son nuestros tiempos aunque en ocasiones todo parezca nublado (Juanmita), los consejos sabios que me ponen alerta (Manolo), que recuerden los cosas buenas de mí (Jonas). Por la confianza otorgada (Lord C), por apoyarme aún en la distancia (Itzel), por defenderme y recordarme que tengo el derecho a rasguñar (Maye). Y por las lágrimas que me confiaste, vida querida.

Porque los días como hoy, son los días que nunca olvido. 



Escribo esto porque tengo miedo de que un día despertemos y nos encontremos con que hemos olvidado. Escribo para calmar el mayor de mis temores, para decirles que los amo. Y que cuando ya no esté aquí, cuando estemos separados, los recuerdos de nosotros brillaran en la obscuridad de mi vida.

Sí, sé que suena como mi carta de despedida, pero sólo es lo que no puedo decirles de modo directo por una u otra razón, es lo que quiero que sepan y que tal vez no pueda decirles porque no estoy hecha para decir lo que pienso sin romper en llanto, ya sea de extrema felicidad o de tristeza y rabia. 

El orden en el que los menciono no es de vital importancia, para mí todos están en el mismo nivel, y están aquí: dentro de mi corazón y memoria. Están aquí en cada letra que escribo, en cada risa que compartimos y que el viento transformo en música y el y tiempo en tesoro. Estamos aquí, juntos en la vida, y que no imagino una vida sin ninguna de las cosas que mencione. Porque cada uno me hace crecer como persona y alimenta mi niña asustadiza a que vuele por los grandes azules.



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