Lo que los gatos maullan...

lunes, 8 de junio de 2020

Vivir con la tristeza

Hace poco acepté lo que no creí que podría, supongo que el casi año me jodió, me hizo darme cuenta que aunque lo quisiera, no paso ayer, como mi corazón marca, sino hace ya 326 días. Porque una cosa es llevar la cuenta y otra querer reconocerla.

Me hizo percatarme que la rutina sigue, porque lo pero de la perdida es que uno queda aquí, viviendo en la ausencia. Quieras o no. Puedas o no. Aún respiras. En su mayoría dolor. Desde la entrada pasada llevo llorando diario, mentira, llevo llorando desde el 19 de julio de 2019.

Pero cada vez que miraba el dolor me daba cuenta que era muy grande y que me iba a devorar, así que cerraba los ojos a este, imaginaba cosas, me distraía con otras. Pero el dolor no se hacía más pequeño, y yo cada vez iba perdiendo más fuerzas para negarlo. Así que ahora simplemente lo acepté, acepté que esta ahí y va a seguir mucho tiempo. El que necesite.

Hoy, lo tomó de la mano. Para que no se quedé atrás y me siga y no se adelante y me espere dando la vuelta. Ya no habrá ataques sorpresas, ahora lo tomo de la mano para caminé conmigo todos los días. Mi horario es algo tipo de 9 a 10 limpieza, 10 a 11 almuerzo, de 11 a 1 comida de 1 a 3 llorar miserablemente en mi cuarto, de 3 a 4 comida, de 4 en adelante tiempo libre.

No hay más, ya no tengo fuerzas para escapar, me duele el cuerpo incluso de la carga. No puedo fingir estar bien porque la tristeza me ataca de golpe o la melancolía me arrastra de nuevo. Es mirar poco a poco que sus lugares ahora están vacíos y permitirme aceptarlo. Ha pasado ya casi un año. Y penas soy capaz de darme la oportunidad de aceptar que ya no esta, y todavía falta lo peor, aceptar que nunca va a volver por mucho que la esperé.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Maúlla tú también. Maullemos todos juntos.