Lo que los gatos maullan...

viernes, 31 de mayo de 2013

Vivir y morir como flores.

¿Qué esperas de la vida?  ¿Qué esperas de ti mismo?

Cuando era niña las maestros siempre llamaban a mis padres porque era diferente, demasiado seria, demasiado retraída, una niña muy triste... no fue hasta que entre a la secundaria, cuando tenía unos 13 años que, tras una pelea, los profesores me mandaron examinar y me diagnosticaron un cuadro de depresión severo. Cuando entre a la prepa estuve 2 años en terapia con la pedagoga de la escuela, me descubrieron al inicio del segundo, y digo me descubrieron porque hice muchas cosas para que no lo notaran.

Jugaba con unos carritos que me gustan mucho, por ellos me presentaba puntualita a las seciones, me dejaba jugar con un montón de cosas pero esos carritos eran mis preferidos, las sesiones eran rutinarias: iniciaban con un abrazo, por eso de que no me gusta que la gente me toque, y por eso de que odio a todos, luego me preguntaba que tal había sido mi día, me hacia escribir un diario, en el que solo anotaba las cosas buenas y las malas las hablaría con ella, luego venía un test largo que le decía si mi conducta suicida/auotodestructiva se aplacaba, al final los juegos y finalizamos con otro abrazo.

Recuerdo que al finalizar el primer año de terapia me miró muy sería y dijo: Cori, tu caso esta fuera de mis manos, es demasiado grande para que yo lo atienda, yo no puedo darte la terapia que necesitas, sin embargo tampoco puedo abandonarte, así que hasta que lo decidas, puedes venir a hablar conmigo, puedo escucharte, aunque sea lo único que pueda hacer por ti.  Yo jugaba atentamente con los carros y no me tome la molestia de levantar la mirada al escuchar que me hablaba, escuché y el corazón se me acongojó, ella no me abandonó como los demás. Ese día lloré mucho, pero nunca le dije la verdad. Desde entonces me hice una llorona y comencé con el box, estaba tan frustrada por haberle mentido que golpeba el costal hasta que me sangraban las manos.

Cuando llego el final me sentí mal por las veces que le mentí, le dije lo que sabía que quería escuchar... Me sentí tan mal que juré nunca volver a mentir. Personas como esas son las que vale la pena conocer. Me sentí tan mal que aún hoy me castigo por eso.

Cuando entro en cuadros depresivos tengo alucinaciones visuales muy vividas y auditivas, pierdo la noción del tiempo, lo que para ti sería un día para mi sería una semana y mi conducta es muy agresiva... Cuantos años se me han ido así...

Cuantos años se me han ido como arena entre la manos... De cuantas cosas me arrepiento...

Cuando era joven (y era fingidamente feliz) pensaba que tenía todo el tiempo del mundo, que siempre tenía razón, que era inmortal. Pero mirando atrás me doy cuenta del tiempo que he perdido, me doy cuenta que he fallado más veces de los que he acertado, me doy cuenta que soy frágil como cristal.

Aun así sigo perdiendo el tiempo, ya casi es un año desde que me encerré en casa por segunda vez. Gritar, llorar, golpear y dormir. Perderme en mi mundo y comer... es todo lo que quiero hacer. Y al mismo tiempo tengo tantos sueños y tantas ganas de vivir, quiero ser escritora, con tantas fuerzas, he realizado una investigación cerca de 9 años para ésto, pero no me puedo sentar a escribir la historia, y eso que ya la tengo toda planeada. Y otra vez fallé, al entrar en la carrera un maestro vio a través de mi, ¿a qué juegas? No te estás esforzando, no deberías estar aquí, yo no pude contestar, sabía que era verdad y terminé huyendo, de todo y de todos, pero sobre todo de mí. Quiero ser tantas cosas, pero ahora solo soy oscuridad.

Yo escribo porque en ocasiones me falta voz. Yo escribo porque me dijeron que callara más veces de las que me dijeron que hablara, y ahora que me exigen grita, solo puedo gritar en tinta, mientras mi alma sangra. Escribo con furia y con dolor, pienso rápido y entregadamente. Supongo que si pudiera vivir como escribo mi vida no sería este infierno. 

Mi tinta es como la tormenta: devastadora, cuando termina viene la calma, y espero nuevamente, espero como espera la nube a llenarse nuevamente, esperamos a cargarnos para descargar, una vez más, toda la locura desbordada de la tormenta, de los pensamientos que solo el papel y mi tinta conocen, toda la pasión de una tormenta furiosa. Luego como cenizas al viento, desaparece la fuerza de la mano con la que escribí.

Por los momentos felices y por los no tan felices.
Por las veces que me levantaron y por las que me tiraron.
Por las veces que estuvieron ahí y por las que no.
Por las verdades y mentiras. Dichas y recibidas.
Pero sobretodo por no abandonarme, y luego tirarme al vació para aprender a volar.
Gracias.

Un amigo es el que te apuñala de frente, entonces solo he tenido dos, Angeles y Lord C, y Dios sabe cuantos los amé. Los amé como nunca amé a nadie, y como nunca volveré a amar. A los que aún no me han abandonado, gracias por todo y lo siento. Y a todos los demás que dijeron una cosa y realizaron otra, espero que sean felices, es verdad, yo me fui, pero tu no me buscaste, ¿supusiste que estaba en una loca fiesta?, pues no, solo estoy yo en mi locura.

El humano es cruel en su bondad. Si vas a lastimar a alguien, ¿por qué tardar tanto en hacerlo?, ¿para asegurarte de destruirlo completamente? Si vas a lastimar a alguien hazlo ya, aunque ese alguien seas tú.

¿Para qué te aferras al pasado mientras tratas de coger el presente? ¿No dice el dicho que el que mucho abarca, poco aprieta? ¿En serio eres tan débil y egoísta?

Eramos como cerezos en primavera, pero ahora ya es otoño. Y este es el adiós.

No llenen de flores mi tumba. Llena de flores mi vida.


Un regalo:  http://www.quickflashgames.com/games/yellow_out/ Ese es el juego de los carritos que tanto me gusta, disfruten.


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