Lo que los gatos maullan...

jueves, 22 de enero de 2015

Escribe para ti

A veces pasa que no comprendes lo que sientes, que no te entiendes para nada.

Cuando estés preocupado, sientas muchas emociones intensas, escribelas y luego léelas, es más fácil así, es más fácil para ti entenderlas, podrás leerlas las veces que haga falta.

Gracias a la terapia puedo comprender una cosa, una parte de mi que no podía ver sola: no me gusta compartir.

Siento que he perdido tanto que ahora quiero protegerlo demasiado.

Pero entonces tú vienes y me acaricias la cabeza, y haces que toda la duda desaparezca, veo fantasmas donde no lo hay, vivo en el dolor y en la agonía que yo misma me he impuesto, solo para recordarla constantemente, porque me da miedo ser feliz y luego caer.

Siento un vació en el pecho.

Te recuerdo...

Me detengo.

Escucho el sonido a mi alrededor.

Escucho mi corazón.

Sonrió.

En silencio puedo escucharlo, sentirlo.

Felicidad junto al vació.

Silencio. 

Felicidad.

Su sonrisa me hace sonreír. Su amor me hace amarlo.

Y entonces entiendo, no quiero morir.

Lágrimas.

Pero no me siento sola y ahora ya no siento el vació.

Pero si no lo dejas respirar, morirá.


También resulta que en mi deseo de querer controlar las cosas, perdí el control de todo. Me deslumbro el Sol hasta cegarme, la claridad con la que veía las cosas las hizo borrosas.

Pero me siento calmada.
Tranquila.

No es la primera vez que el brillo me ciega, y ahora que veo las oportunidades extendidas, puedo escoger una.


Calmada. Cuidadosa. Correcta.

Sin fallar, sin avergonzarme, sin a abandonar.

Y aunque me caiga puedo volver a caminar.

Comprendo la extraña cualidad que da el amor. Comprendo que me amo, poco a poco, lentamente, vibrando, mi corazón late por la vida.


Cuando estoy contigo, cada día florece una flor.

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