Lo que los gatos maullan...

lunes, 27 de febrero de 2012

Poesía gatuna II


Mil veces amor.
Regresé por ti mil veces amor.
No importa que me hayas despedido con un grito. No.
No importa que me hayas apuñalado el corazón.
No importa que me hayas mordido el alma.
No. Nada de eso importa, amor.
Y regresé mil veces por ti, dolor.
Porque ya no me abrazas, sólo queda el golpe.
Porque ya no me miras, sólo queda el desprecio.
Porque ya no soy para ti, sólo quedan las memorias.
Porque sólo el dolor nos une, amor.
Eso quería ver, no quería aceptar.
Que ya nada nos queda amor.
Ni dolor, ni memorias, ni amistad, ni futuro.
No nos queda otra cosa que no sean caminos separados.
Un horizonte diferente nubla nuestra vista. 
Yo veo un cielo azul y radiante.
Tú ves una tormenta en altamar,
en la que has decidido naufragar, 
y, cuando te des cuenta que estas sólo en una isla
y quieras pedir ayuda, entonces mirarás lo que hiciste.
No habrá nadie ahí.
Yo que regresé mil veces por ti.
Tú que mil veces me diste amor y dolor,
y los dos nos ahogaremos en nuestro cielo y mar.
Separados, e irónicamente en nuestra soledad  unidos.
Yo ahogada en mis grandes azules.
Tu ahogado en tus grandes tormentas.
Mártir de decisión,
ya nadie cree tú dolor. 
Mil veces amor, regresé.
Mil veces amor, te perdí.
Pues nada. Sólo algo que tenía guardado.

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