Lo que los gatos maullan...

lunes, 27 de febrero de 2012

Poesía gatuna


Un gato en un piso vacío

Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al principio.
Wislawa Szymborska


Soy un gato abandonado, que nunca te tuvo y nunca te perdió, no puedo asimilar que te hayas ido. Morir, eso no se le hace un gato, pero sé que nunca te podré reclamar, los muertos no regresan a la vida. Y si regresarás estaré ocupada tratando de acostumbrarme a ti, estaré ocupada controlando mis patitas ofendidas para no lastimarte como tú lo hiciste. Pero no, eso no pasará no regresarás, porque nunca estuviste a mi lado. Me abandonaste, y yo apenas me doy cuenta que algo está cambiando. Soy un gato egoísta, soy una gato cruel. Los gatos son demonios, eso es lo que solías decir...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Maúlla tú también. Maullemos todos juntos.